23 de octubre de 2010

(Paréntesis de viaje)



(19:25 hrs) Y el bus se echó a perder...
No sólo esperamos ocho horas a que el “progreso” de China continuara creando carreteras, sino que, ahora, a oscuras, estamos aparcados en esta carretera a medio hacer, al lado de un río bravo y con camiones pasándonos. Es como de no creer; pero es lo que sucede en viajes como éste y, a veces, el día de mi cumpleaños.
En fin, nadie me espera en Chengdu, y entonces me puedo reír.
Inte ntar hacer funcionar la batería del bus le juega en contra, pues cada vez tiene menos energía. ¿Qué sucederá?, ni idea... Habrá cosas más importantes en la vida de las que preocuparse.
Recibir un correo electrónico de mi amigo Brendan, que conocí en Cambodia, diciendo que regresaría rápidamente de Vietnam a Cambodia, para volver a disfrutar de aquella gente tan espectacular que, como yo, no encontró en Vietnam; me dio envidia, o mejor dicho nostalgia. Siento que debí haber ido para allá también al final de mi viaje, seguir a donde estuve más feliz. Porque China es bueno; pero la barrera del idioma y el que el país sea tan grande y con tanta gente, lo hace impersonal; el nivel de contrucción que hay en todos lados me pone distante del ser humano, me hace querer continuar sólo por las bellezas naturales y por ver lo antiguo. Extraño al Sudeste Asiático; algún día regresaré para disfrutarlo más calmadamente, para pasar varios días en un mismo lugar disfrutando a la gente.
Y el bus encendió, ¡aleluya!, no sé cómo... pero quiere morir otra vez, y aún no parte... ¡Partió! (19:47 hrs)

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