Y otra vez en Tailandia. Ahora me gusta más este
país, quizá porque me alivia el saber que hay médicos “por si las moscas” (o
mosquitos picadores).
Mi último día en Laos, en Vientiane, fue soleado. El
hostal no era barato; pero resultó muy bueno, limpio, cómodo y con un desayuno
muy bueno. Aproveché, entonces, de ir a ver al único templo distinto que
supuestamente “valia la pena ver”, con al rededor de ¡1000 budas!...
me creí uno más.
Entonces tomé el famoso tuk-tuk, con los que siempre “es
una lata” lidiar, para ir al terminal de buses a tomar mi bus “express” a
Nong Khai, en Tailandia, al otro lado del “friendship bridge” que cruza el
Mekong. Se demoró dos horas, en las que nos bajamos y subimos dos veces
para tramitar salidas y entradas y visas. ¿Podrán creer que los laosianos
cobran por salir del país?. Por el contrario, Tailandia no me cobró nada por el
ingreso, y volvió a darme 90 días de visa, sin importar el número de entradas…
¡fantástico!
Nong Khai se parece a Vientiane. Es tranquilo, aun que en
algunos horarios los tuk-tuk lo vuelven muy ruidoso; aunque no tiene ningún
arco del trinfo como Vientiane… Tailandia será más auténtico.
La ciudad es acogedora, agradable porque casi no tiene
turistas, con un paseo a lo largo del río, en frente a Laos, donde la
gente hace ejercicio en las tardes y tiene mesitas para comer, ¡y lugares donde
sentarse!... finalmente. Porque aquí es barato decidí “no correr”, quedarme dos
noches antes de tomar el tren al sur. Además, el hostal es lindo; es una casa
vieja china, muy pacífica.
En la tarde fui en busca de la estación de trenes para
organizar mi viaje próximo, que se supone estaba a 1,5 km; pero caminé y
caminé sin encontrarla, y decidí devolverme. Es increíble lo poco expresiva que es la
gente del sudeste asiático; uno hace gestos, ruido de trenes, y ellos no
responden, ni ponen cara de pensar… no se consigue ayuda cuando se trata de
orientarse. No lo quiero decir, pero ¡son muy tontos!. Por el contrario, si uno
encuentra a un chino, éste piensa y “procesa la informacion”. Entonces me topé
con un mercado de domingo, lleno de comidas extrañas ¡que no comí!... porque no
quiero parecer bola más tarde; pero sí me tomé un “shake” de piña, cuyo
contenido era casi pura fruta... ¡qué rico!... imagino fue porque no era un
lugar turístico. La gente local sabe de lo bueno.
El atardecer de ayer fue bonito, así como en Laos. Yo creo
que Laos debe ser más caluroso, y por ello con esos atardeceres más coloridos
de lo normal, aunque nunca tan rojos como los de Lombok en Indonesia.
Anoche conversé largamente con Larry, el señor de la
pieza del frente, de unos 65 años. Resultó ser neozelandés, y lleva
viajando por el mundo durante ¡30 años!. Decidió con su esposa no tener
hijos, trabajar, ahorrar e invertir; puso la plata en el banco y se fueron a vivir
barato con los intereses. Construyó un yate, viajó por algunos años y luego lo
vendió para seguir por tierra. O Sea, ¿que son seis meses?. Conversamos también
sobre los males y los miedos que surgen en la mente del viajero solitario.
Según él, lo mio es un problema muscular relacionado al tipo de zapato, y que
mi mochila debe ser pesada para mi contextura. Él ha pasado por todas las pestes
de Asia: malaria, dengue, micosis e infecciones varias. Siempre va al
laboratorio a examinarse, y con la respuesta va al médico si es que no sabe cómo
controlarlo... sigue vivo.
Anoche llovió “como condenado”. Hoy en la mañana amaneció radiante,
y muy caluroso. Entonces arrendé una bicicleta para alcanzar la estación de
trenes perdida. La encontré, y ahora sigo pensando en las opciones. Luego me
fui en dirección opuesta en busca del único templo que vale la pena visitar,
como me dijo Larry, luego de pasar por un parque con algunos templos
pequeños.
Me costó encontrar el templo; de no ser por una señora con
mucho ingenio, y que incluso sabía algo de español, que usó para escribirme el
nombre del lugar en tailandés para pedir indicaciones, no hubiese llegado
nunca. El templo, de 32 años, es una cosa “fuera de las casillas”; imagino que
más de un “cuete” se necesita fumar para construir aquello. Tardaron 20 años en
construirlo, y pensarlo; es medio mitológico, con figuras con cabezas
llenas de dragones, cuerpos con tentáculos, elefantes perseguidos por perros en
moto o con metralletas... una locura.
Y eso, un poco de ejercicio para devolverle la energía
perdida a mi cuerpo que ya creo esta recuperado, y ahora a buscar algo de
comer, rico y saludable, ya que me he controlado de no comer bestialidades.
Por favor excúsenme porque las postales que mandé,
que supuestamente irían desde Laos, van desde Tailandia... otra vez
el precio, cuatro veces más caro en Laos.
Muchos cariños, los contacto desde el sur.
Antonia