2 de junio de 2010

Desde Ubud (2), Bali, Indonesia




Antenoche, cuando volví a mi hospedaje me di cuenta que no tenía más que una manta para taparme los pies, cosa que no importó al no estar tan fresco; pero los calzones que había lavado y colgado en la pieza estaban aún mojados. Yo pensaba que se secarían de inmediato, lo que me demostró lo húmedo que está el ambiente aquí, y el porqué de mi constante transpiración.
Ayer me desperté con el sonido imparable de los pajaritos enjaulados y los cantos agudos (que yo llamaría chillidos) de una niña de mi hospedaje.
Cuando salí de la habitación, no pude creer que me ofrecieran desayuno (estaba incluido por los tan solo 60.000rp). Si bien la pieza es bien “atorrante” (mejor no la describo), el espacio común es agradable y lindo, y el desayudo muy rico. Me dieron panqueques rellenos con plátano y miel, ensalada de fruta (piña, papaya, naranja y plátano) y té que disfruté en la mesita de la terraza pequeña que tiene la entrada de mi habitación. La guía dice “virtualmente, donde sea dan un desayuno básico”.
Entonces partí en busca del templo “Gunung Kawui”, porque mi libro guía lo recomendaba; “… a 11 km de Ubud… es con seguridad uno de los lugares más impresionantes de Bali… con monumentos tallados en las rocas del valle”.
Tanto taxi, tanta moto, y aún así los precios que me ofrecían para llegar eran muy altos. Entonces decidí tomar la vía del transporte público, aunque no del bien barato para no perder tanto tiempo en traslados. Tomé un “bemo” (furgón pequeño) tras negociar el precio del viaje. Así fue como “nos dimos la vuelta al mundo”, tomando una ruta que me sirvió para ver varias localidades y compartir con los indonesios que se subían y bajaban durante el trayecto. Luego de tener que trasladarme a un segundo bemo, llegué a mi destino. Pero la dificultad no era sólo esa, pues al asecho estaban las señoras de los puestos con “sarong” (telas estampadas que usan alrededor de la cintura para cubrir hasta los tobillos), ya que no se puede ingresar sin sarong ni cinturón al templo (por motivos religiosos). Regateando, regateando, compré el que me pareció más bonito para usarlo en el próximo templo y como frazada.
Precioso, maravilloso, ¡de postal! Gunung Kawui es un templo hindú sencillo, con terrazas de arroz entre palmeras, y aunque no más que eso suficiente para mi goce.
Al salir, caminé un poco por la calle, cuando encontré el mismo “snack” que el mono me comió ayer; estaba rico.
Volví a Ubud de la misma forma como salí, aunque esta vez sabiendo el precio real (o justo) que debía pagar. Cabe señalar que el precio para un turista no es ni cercano que para la gente local.
De regreso en mi habitación, los calzones, esta vez colgados en la terraza, aún estaban húmedos, además de heder a toalla húmeda que se queda dentro de la mochila... ¡mal!
Luego caminé un poco más por Ubud. Fui al mercado “a mirar”; pero terminé comprando fruta exótica: rambután y mangostino ¡deliciosas! (un poco ácidas, sutilmente parecidas a jugo tropical mezclado con pera) y luego compré en un mini-mercado un paquete de galletas.
Otra vez cambié mi plan; quiero pasar a Lombok a la "playita", así que sin pensar mucho compré un pasaje para la isla Gili Air. Las islas Gili son tres (Air, Meno y Trawangan), “el paraíso de arenas blancas y de las fiestas”, aunque yo escogí la menos turística porque “ni ahí” con las “masas de gente”.
Más tarde fui a cenar a la misma picada de comida asiática y balinés, Dewa Warung; comí “fideos crujientes con verduras”. Y luego del internet, cuando llegué a mi “suite”, ¡qué horror!, no tenía mi porta-documentos con la plata que traje en efectivo. Partí corriendo al internet, pero ahí no estaba; luego al restaurante y al mini mercado, haciendo la ruta inversa de los últimos lugares donde había estado; pero nada, tuve que volver a la “suite”. Por suerte que el pasaporte lo había dejado en otro lugar, así que lo que realmente había perdido era sólo plata (suficiente para dos semanas) y la licencia de conducir... en fin. No pude entender lo que pasó, porque tampoco vi a alguien sospechoso que pudiera habérmelo robado del bolso. Y ese fue mi día.
Hoy en la mañana fui a tomar el minibús que me llevaría a Gili Air, frente a la venta de pasajes. Por casualidad, le pregunté al vendedor por si se me habría quedado ahí mi chequera; “sí, la dejamos en el cajón porque no sabíamos de quién era”, dijo. No lo pude creer, estaba hasta con US$450 de los US500 que tenía. Aquí la gente es muy humilde y pese a ello muy honesta; qué agradable, es de no creer en Chile. Como atención, y agradeciendo también al destino, les devolví 150.000rp y no les dije nada de los US$50.
Más besos y abrazos... sigo en contacto si hay internet.
Antonia

1/6/2010: US$50 + 289.000rp (3.000rp agua; 20.000rp bemo Ubud a Gunung Kawiu; 100.000rp sarong; 15.000rp entrada templo Gunung Kawiu; 27.000rp bemo Gunung Kawiu a Ubud; 10.000 cena; 5.000rp palillo para cabello; 20.000rp fruta; 20.000rp internet (100/min); 2.500rp agua; 6.500rp galletas; US$50 perdidos; 60.000rp alojamiento privado)