¡Qué ciudad más fea! Kota Kinabalú, en Sabah, es un verdadero hoyo sin ninguna gracias; fuera de un mercado que, por fin, tiene otras frutas fuera de plátanos y naranjas, como ocurría en Kuching, no tiene nada que me guste.
El clima tampoco me está acompañado, ni los tures tampoco. Creo que lo único que me queda es largarme a la naturaleza hasta que mi avión, el 10 de julio, me lleve a Kuala Lumpur, en la península.
Tenía pensado escalar el monte Kinabalú famoso, pero viendo que los precios de entrada y estadía son “descabellados” y que el clima está muy malo, prefiero no hacerlo. Ojalá el tiempo me permita, al menos durante la mañana y media tarde, pasear por el parque Kinabalú. También pretendo ir a un tur por el río, en la selva, nada de barato, pero una alternativa mejor donde no sufriré con tanta caminata y veré mejor a Borneo.
Mañana confirmaré el plan con el clima y alguna agencia de turismo; sino, puedo ir también a unas islas que quedan aquí al frente. Me quedaré en la ciudad sólo si no para de llover.
Ahora hay truenos y lluvia torrencial, y un calor poco agradable. Y la época seca, ¿donde?
Aquí también me estoy quedando en un backpacker, en un dormitorio compartido, salvo que ahora todo mezclado en un mismo dormitorio: hombres, mujeres y edades y nacionalidades variadas; la verdad nada muy agradable cuando ni el baño te permite cambiarte de ropa. Para más remate, el caballero de anoche no paró de roncar durante toda la noche. Le grité un par de veces pero no saqué mucho; y es que yo simplemente no tolero el ronquido. Así que hoy pedí cambio de pieza; estoy con extranjeros jóvenes… espero dormir como “lirón”.
Y más no ha pasado. Les escribo para decirles que si no estoy en contacto en los días próximos es porque me fui a la “jungla”.
Por el cambio de horario no pude llamar a la abuela. Por favor mándenle mis cariños por el cumpleaños; haber si la llamo más adelante.
Cariños,
Antonia
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